A toda velocidad hacia una aventura improvisada, Madrid centro y sus luces. Pura magia.
Así definiría mis momentos más culturales (¡y divertidos!) de los últimos meses.

A toda velocidad hacia una aventura improvisada, Madrid centro y sus luces. Pura magia.
Así definiría mis momentos más culturales (¡y divertidos!) de los últimos meses.
Cuidar bien los tiempos, prestar atención al detalle. Son las claves en la cocina y el arte. Sabores, texturas y su paleta de sutilidades, manejados …
Los textiles son toda una declaración de intenciones, de visión del mundo, de objetivos. Y el alma de un tejido, la clave de todo, es el cómo está hecho.
Las técnicas artesanales, reinventadas, son el futuro de esta industria si nos atrevemos a verla con enfoques nuevos.
«Las flores nunca pasan de moda y siempre serán nuestro eje principal para crear una fantasía en nuestra mente. Por eso mi trabajo es como un sueño, lo disfruto todos los días de mi vida»
“En general, investigo entorno a la metamorfosis creativa de los elementos de la naturaleza. “
Me llamó poderosamente la atención la conexión entre el significado y la obra, entre los mismos materiales y lo que su pintura simboliza.
Siempre me han gustado los artesanos que exploran nuevas mezclas de materiales, colores y sensaciones; uniéndolo a una buena base técnica.
Tesoros escondidos, consejos y gangas. Viajar a Estambul es viajar en el tiempo. Recorre conmigo estos bazares milenarios, sal de compras por la auténtica cuna de la ruta de la seda.
Sissi fue una personalidad famosa ya en sus días, y muy controvertida. Fue un espíritu libre, y entendió mucho antes que su entorno que vivía el fin de una época. Amante de la cultura clásica, los viajes y la poesía…
Hoy os traigo al blog una entrevista con una interesante artista y diseñadora, que empezó a llamar mi atención cuando ilustró sus viajes y vivencias en Asia. Sus obras son pura expresividad, y nos trasladan a infinitos rincones de la imaginación y la vida real. Os animo a seguir su evolución en su página web.
Mi nombre es Paula Weinberg y soy una artista y diseñadora gráfica de Madrid. Estuve viviendo en Tokio un año y medio, donde desarrollé más a fondo mis ilustraciones y ahora estoy de vuelta en España, intentando combinar la ilustración con mi faceta como diseñadora.
Llevo dibujando desde pequeña, es algo que he hecho desde siempre por pura iniciativa personal. El arte para mi era como un medio de comunicación y una manera de contar historias en el papel.
Siempre me suelo inspirar en situaciones o experiencias que he vivido y que me han hecho reflexionar de alguna manera sobre algo. Intento que la persona que vea mis ilustraciones consiga entender o sentir algo de lo que me propongo expresar.
Mi experiencia en Tokio fue un antes y un después en la relación con mi arte. Japón me abrió tanto la mente y me generó tantas emociones, tanto positivas como negativas, que mis ilustraciones maduraron a una velocidad que no había experimentado hasta ese momento.
El cine, la música y la literatura siempre son fuentes de inspiración. Me encanta el cine independiente americano, directores como Jim Jarmusch crean historias y personajes que me inspiran muchísimo. Escritoras como Sylvia Plath o Amelie Nothomb son también artistas creadoras a las que admiro y me generan unas ganas locas de ilustrar.
Admiro mucho la pintura y estampas japonesas del período Edo. Tienen una delicadeza, una técnica y una composición tan misteriosa que me encantaría poder hacer algo así algún día, pero traducido a mis vivencias y la época actual.
Me gustaría continuar explorando el arte y lo que significa para mi. No estancarme nunca, sentir curiosidad por más técnicas, temas y estilos; y no dejar nunca de evolucionar como artista.
¡Muchas gracias, Paula!
Podéis encontrar más sobre ella en su página:
Siempre me han encantado la moda y el arte, pero tengo que agradecerle a mi madre por hacer que me interese en lo solidario y aprenda a mirar más allá. Por ello empecé a investigar sobre iniciativas que apoyasen la artesanía y fueran una alternativa a la muy poco viable «fast-fashion«. Y así encontré la maravillosa iniciativa de la que os voy a hablar a continuación.
México a Colores es un proyecto destinado a apoyar la artesanía local creado por Tania (Tan) Iduarte.
Tan Iduarte se licenció en Marketing en México. Sin embargo, le pareció que la carrera estaba enfocada a un sector empresarial dominado por las grandes marcas que, según sus palabras, no suelen dar importancia a que los productos y servicios busquen un bien social.
Además, por influencia de su madre, siempre ha tenido una relación muy cercana con la moda y amor por la artesanía. Su estilo es elegante, dándole así todo el protagonismo a una única pieza especial sobre un conjunto estudiadamente más simple.
Por tanto, y guiada por su inquietud de poner en práctica lo aprendido y su interés por la cultura de su país, quiso poner en marcha un pequeño espacio en Internet donde pudiera comunicar el valor social de proyectos que trabajaran en impulsar la artesanía local. Le llevó más de un año llegar a esta conclusión, pero gracias al apoyo incondicional de su pareja por la idea, terminó decidiendo abrir un espacio donde pusiera voz a sus propósitos.
Ella define “México a colores” como un espacio donde comparte marcas de diseño mexicano y textiles artesanales. “Me gusta pensar que mi blog es un espacio donde mantengo una comunicación con todas las personas que, como yo, buscan poner su granito de arena y hacer visible el importante trabajo de preservación de técnicas e historias que radican alrededor de los textiles.”
En cuanto a las amenazas que presenta la artesanía actualmente, Tan Iduarte destaca que la principal es en su opinión la desinformación, y ahí es donde cobra importancia escribir sobre el tema para darlo a conocer.
Por último, comparte su visión sobre la moda sostenible y su futuro. En su opinión y viendo los actuales problemas medioambientales, el consumo sostenible ya es una necesidad. En vez de comprar muchas prendas de baja calidad; es buena inversión adquirir menos pero más duraderas, con más personalidad (lo que ella denomina el “valor agregado”, que es la historia y cosmovisión que hay detrás de cada prenda) y sin duda con mayor calidad.
Imágenes cedidas por Tan Iduarte desde su cuenta de Instagram. ¡Gracias, ha sido un placer entrevistarte y poder escribir sobre esta interesante iniciativa! 🙂
¡Echa un vistazo más de cerca!:
https://www.instagram.com/mexicoacolores/
La verdad no hace falta irse lejos o gastar mucho para aplicar la filosofía slow travel. Para para mi gusto es la mejor manera de conocer el mundo. Aunque por circunstancias de la vida claro, yo misma en muchas ocasiones he viajado en plan «turista estresada». A continuación os cuento algunas de mis mejores experiencias viajando de manera consciente, que en esencia se trata de intentar disfrutar el entorno con todos los sentidos.
-Observar durante horas un lento atardecer en Estambul, escuchar la llamada a la oración y sus ecos por toda la ciudad, ver como poco a poco el cielo cambia de color y se encienden las luces.
-Pararme en algún patio tranquilo de Sevilla, sentarme bajo los primeros rayos de sol de primavera y oír el fluir del agua en una fuente; y oler el perfume a azahar de los naranjos. Una ciudad que es un regalo para los cinco sentidos sin duda. Una de mis favoritas.
-Pasear por el Gran Bazar de Estambul sin prisas, charlando y regateando con los simpáticos vendedores; dejando que expongan sus mercancías de las maneras más creativas posibles (enseñándote las mil maneras de colocar un foulard de seda, o cómo recomiendan cocinar con cierta especia). He de decir, que al principio, estando acostumbrada a comprar de otra manera, resulta irritante tantos vendedores abalanzándose sobre ti constantemente y no dejando que elijas el producto a tu aire. Pero, más tarde, descubrí que forma parte de la experiencia de compra, ¡y es sin duda una experiencia única!
-Disfrutar una copa de vino en una terraza en un barrio bohemio de París y sentir el ambiente romántico que se respira en la ciudad por la noche (hasta que, al ver que estaba sola, un desconocido se sentó a charlar-ligar conmigo).
-Tomar un desayuno turco típico lentamente y sin prisas mientras charlo con gente de muchos países diferentes al mío.
-Disfrutar del ambiente en la Plaza de Oriente, mi lugar preferido de Madrid. Ya sea con amigos o pareja, ir a una terraza bonita pedirme algo rico para beber (o en su versión en mis tiempos mozos, compartir una bolsa de pipas sentada en el césped). Ser consciente del lugar donde estoy, oír los sonidos que me rodean, observar con cuidado el paisaje y cómo éste me hace sentir.
-Tomarme mi tiempo para fotografiar detalles, gente y rincones interesantes de Londres que otra gente no percibe en su trajín por fotografiar lo más turístico.
-Corretear descalza por la playa la playa al amanecer, cuando todavía está desierta y toda para mí (válido para casi cualquier playa). Cada vez que voy a un destino costero, reservo un día para ponerme la alarma muy temprano y disfrutar de esta hora del día.
-Tumbarme sobre un muro de piedra al sol en uno de los lugares más elevados de Buda y ser consciente de su belleza. (Vale, esto como resultado de mi demoledora paliza previa de «turista estresada» en la ciudad, pero aún así fue una experiencia agradable).
-Y por último una de mis favoritas claro, situarme en un lugar altamente inspirador (donde pase gente interesante, la luz sea especial…) y ponerme a pintar/dibujar.
Éstas son algunas de mis mejores momentos «slow travel» de viajes o visitas que he decidido tomarme con calma, ser consciente de todo mi entorno y disfrutarlo. Lamentablemente, en muchos otros, he ido a la carrera tomando millones de fotos y viendo sitios a lo loco, como todo el mundo supongo. Pero pretendo, cada vez más, viajar lento y disfrutar verdaderamente de lo que me rodea. Aún con tiempo o presupuestos ajustados, no considero que sea una misión imposible. De hecho, está entre mis objetivos para este año el descubrir más pequeños tesoros de mi propio país, e intentar aplicar la filosofía «slow» para cualquier destino que frecuente.
Bueno, como último consejo, si viajáis en compañía mejor asegurarse de que los demás buscan del viaje lo mismo que vosotros, o acabaréis todos desquiciados…
¿Qué pensáis? ¿Cuáles son vuestras experiencias «slowtravel»?
Todas las fotos son de mi propidad.
¿Alguna vez os habéis guiado por corazonadas? ¿Alguna vez un lugar os ha «llamado» y no sabéis por qué? A mi me pasó.
Fue ya hace años, pero como por aquel entonces no tenía blog voy a relatar mi experiencia ahora, junto con proyectos y viajes más actuales.
Cuando llegué, la verdad no sabía mucho de este fascinante país. Casi nada. Tenía tiempo, y quería dejar que la ciudad me sorprendiese.
Bueno, lo primero que me sorprendió fue el clima…
Esperaba frío, pues eso si lo había mirado. Pero no esperaba eso. No he pasado más frío en toda mi vida. El viento helado con nieve calaba los huesos e inmensas olas barrían el paseo marítimo. Parecía que íbamos a echar a volar, y el aguanieve nos golpeaba como proyectiles. La ciudad helada esperaba inclemente y mi ropa, que era la misma que llevo para un invierno en Madrid; allí era insuficiente.
Menos mal que tienen esa costumbre de ofrecer té en todas partes, hasta en las tiendas (sí). Con ese clima, el té caliente es como una bendición. Y entrar en un bazar cubierto, también.
La gente es sorprendentemente amable. Si te ven mojándote, te ofrecen paraguas. O bolsas para cubrirte de la lluvia. Te dan indicaciones, siempre sonrién. Intentan hablar contigo y ayudarte si te pierdas incluso aquellos que no hablan bien inglés. Nunca había estado en un país donde la gente sea tan acogedora y cálida.
La verdad es que Facebook me fue muy útil para buscar piso, e incluso para conocer a otros estudiantes de mi universidad pero de diferentes carreras, a través de los grupos. En una semana tenía un piso precioso con dos compañeras de piso de mi edad que con el tiempo se convertirían en buenas amigas; y planes de fiesta y culturales con otros estudiantes de varias partes del globo. No había pasado ni una semana, y ahí estaba en mi primera fiesta en un barco sobre el Bósforo.
Consejo. Estas fiestas son mejores si no acabas haciendo muñecos de nieve en la cubierta ni surcando un Bósforo helado bajo una tormenta de nieve.
En cuanto a la ciudad, estaba enterrada bajo una permanente capa de nubes negras, nieve y hielo. Por eso, mi primer descubrimiento fue el Bazar Egipcio o Bazar de las Especias. Y algunos cafés más que agradables…
Descubrí las bebidas invernales como el salep y las delicias turcas en cafeterías llenas de encanto antiguo; con chimeneas y lámparas de araña y algunas con terrazas en la azotea donde te daban una manta para sobrevivir al frío mientras contemplabas la ciudad bajo la nieve.
Estambul tiene una parte nueva de rascacielos que reflejan la luz solar y rozan las nubes. Pero a mi lo que me interesaban eran sus tiendas de antigüedades, sus laberínticos bazares y sus encantadoras cafeterías. Tiene un aire nostálgico y evocador, y sabía que tenía aún mucho tiempo para ir descubriendo todo poco a poco.
Aproveché esas semanas de frío invernal para visitar sitios como el acuario de Estambul, el más grande de Europa. Y es una buena manera de invertir una tarde invernal.
Como buena estudiante de artes, fui libreta en mano para dibujar las formas y colores de los peces tropicales más fascinantes.
De las increíbles puestas de sol sobre el Bósforo o los bonitos paseos a pie por el centro de la ciudad no sabía nada, de momento… Para mí la ciudad era aún un laberinto por descubrir.
Bueno, estas fueron mis primeras impresiones al llegar a Turquía para el semestre de invierno-primavera.
¡Os iré contando más de mi experiencia! Más que nada, más adelante planeo hacer una guía alternativa para Estambul.
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